Estos días mis labores profesionales me han traído por Sevilla, así que el título del post me ha quedado que ni pintado...
Sin embargo, voy a contaros una historieta no de hoy, sino de hace mucho tiempo...
A mi padre le debo muchas cosas…, entre ellas mi pasión por el mundo del vino, además de mi faceta de bon-vivant, y la capacidad de disfrute de los pequeños placeres de la vida.
En casa siempre hemos sabido disfrutar de un buen aceite de oliva.
Un recuerdo de toda la vida es ver a mi padre pidiendo a mi madre que aliñara la ensalada con un aceite especial, y pidiéndole que fuera generosa con el aceite. Siempre le decía: “échale un poco más, sé generosa, Que viva Andalucía!!”
Así que para mi esa expresión “Viva Andalucía” siempre ha sido el equivalente de un buen aceite.
…pero como todo hijo (bueno o malo), llega el momento de contradecir al padre… Ya que hoy voy a hablaros de un aceite de oliva espectacular, …y navarro.
Se trata de Alfar la Maja, un aceite virgen extra producido en Mendavia (Navarra), con aceitunas de
La producción de aceite de oliva en Navarra no es de ahora, sino que se remonta a muchos siglos atrás, hasta la época romana. La novedad para mi es el nivel de calidad alcanzado.
El aceite en cuestión toma su nombre del cercano yacimiento arqueológico romano, y presenta unas características excelentes. Es brillante, con tonos dorados-verdosos, tiene un punto de acidez estupendo y un toque de verdor / amargor que complementa cualquier ensalada de manera rotunda. Convierte una simple tostada de pan blanco en algo excelso.
Así que sin desmerecer a nadie, y por llevarle la contraria a mi padre, a partir de ahora: “Viva Navarra!!!
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