Donde el viento nos lleve: Cenas de grandes Vinos (IV)

jueves, 17 de enero de 2008

Cenas de grandes Vinos (IV)

Para comenzar bien este 2008, el pasado viernes volvimos a los rituales habituales que tan buenos momentos nos proporcionan: las cenas de grandes vinos.

Hubo varias ausencias entre los habituales, pero contamos con la presencia de Josetxo, un nuevo invitado al que esperamos que sus obligaciones paternas le permitan repetir.

Como siempre, Luis Miguel de “La carte des Vins” nos ayudó con la selección de los vinos.

Esta vez probamos 3 blancos:
Odaiza de Vega Sindoa 2006 (D.O. Navarra)
Zárate “El Palomar” 2005 (D.O. Rias Baixas)
Palacio de Bornos vendimia seleccionada 2002 (D.O. Rueda)

Comenzamos con uno de mis blancos favoritos (…uno tiene sus debilidades)Odaiza un gran blanco de bodegas Nekeas. Gente que sabe mucho de vinos asegura que es el mejor Chardonay de Navarra; pero como siempre, eso depende de gustos. Para mi es una delicia.

Presenta un color amarillo oro intenso, cercano al oro viejo. Limpio y brillante.
En nariz tostados de buena madera, fruta potente y de fondo un toque entre mineral y balsámico.
Ya en boca despliega todo su poder, muy goloso, muy graso, equilibrado y con una acidez que le aporta frescura y poderío.
Lo dicho una delicia altamente recomendable.

A continuación atacamos el Palacio de Bornos, un vino del que esperábamos mucho ya que ha sido recientemente calificado como uno de los 6 grandes blancos de España.
…Sin embargo no pudimos disfrutarlo, ya que fue devuelto a corrales victima del corcho.
Una lástima. Habrá que darle una segunda oportunidad otro día.


El tercero en pasar por las copas fue Zárate el palomar un albariño algo atípico.
Se trata de un albariño algo extraño ya que realiza una “crianza” de 10 meses en una tina de roble de 2500 litros.

Es un vino amarillo pálido, con reflejos verdosos, poco potente en nariz, con toques de pomelo y flores Una vez en la boca la primera sensación es mineral, y se aprecian restos de carbónico. Es ligeramente untuoso, y salvo el toque de carbónico (que a mi personalmente nunca me gusta) es un vino rico y agradable. Quizás algo falto de reposo en botella, para eliminar la aguja.

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